Aprendizaje permanente

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A vueltas con las competencias digitales profesionales en el sector público


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Llevamos ya casi una década debatiendo, compartiendo, prototipando planes de transformación digital y redactando marcos de competencias digitales para la educación, los docentes, las empresas, los trabajadores de este y aquel sector y, más recientemente, para las administraciones públicas. Pero, parece no quedar claro aún que las administraciones públicas, como cualquier otro sector, están formadas por personas y que son solo esas personas las que lograrán, siendo digitalmente competentes, convertir a las instituciones, los organismos y las administraciones públicas en organizaciones digitalmente competentes.

Por tanto, para que una institución pública pueda llegar algún día a considerarse una organización digitalmente competente ha de trabajar, coordinadamente y en colaboración con sus integrantes, con el objetivo de que estos adquieran y desarrollen de manera continua esas competencias digitales que necesitan para hacer un trabajo más acorde a la realidad de la ciudadanía a la que sirven. Estamos, por tanto, hablando de un enfoque horizontal, aunque pueda y deba tener un impulso vertical inicial.

Las iniciativas de estas características no pueden ser iniciativas aisladas. De poco servirá a la sociedad, que debería ser la beneficiaria última de la mejora de las competencias digitales en las administraciones públicas, que cada administración siga sus propias pautas y pensamientos individuales a la hora de poner en marcha proyectos para la adquisición y la mejora de esas competencias.  Estas iniciativas digitales, además, conllevan gastos innecesarios cuando en lo que se debería pensar es en inversión.

Pensemos pues, en primer lugar, en si somos trabajadores digitalmente competentes para poder después transferir esas competencias a las administraciones públicas en las que estemos ejerciendo funciones.

Tal vez después se pueda profundizar en otros ámbitos de las competencias digitales propias de las instituciones públicas, considerándolas como organizaciones conectadas y conectoras que son, también, pilares de la digitalización del sector público y de otros sectores profesionales. Estas competencias propias están, por supuesto, estrechamente ligadas a las competencias digitales de los empleados y trabajadores: infraestructuras, liderazgo y gobernanza, evaluación, desarrollo profesional continuo, networking, prácticas laborales y profesionales…

A continuación, se ofrece una lista con una serie de ítems para que cada trabajador público reflexione sobre cuál es su punto de partida en esta materia. La lista está basada en las áreas del Marco Europeo de Competencias Digitales para la Ciudadanía (DigComp 2.1) y se pone a su disposición con el único objetivo de fomentar la autorreflexión del lector.

No pretende nivelar ninguna competencia, aunque llevado a otro plano, bien podría servir como un cuestionario de autodiagnóstico, a partir del cual cualquier administración pública o cualquier empresa de cualquier sector conociese el estado de las competencias digitales de sus empleados y pudiera llevar a cabo una toma de decisiones documentada en base a unos datos. Simplemente úselo mentalmente y tome conciencia de cuántas casillas podría activar en cada área.

Esperamos que sea de utilidad y que en algún momento el lector lo pueda convertir en una oportunidad para mejorar su propia competencia digital como trabajador, empleado público, o profesional de un sector, etc., o tal vez para plantearlo como punto de partida en su organización.

Área 1. Alfabetización en información y datos

Área 2. Comunicación y colaboración

Área 3. Creación de contenidos digitales

Área 4. Seguridad digital

Área 5. Resolución de problemas

Tras ese conocimiento del estado de la cuestión por parte aquellos mandos responsables de impulsar iniciativas de estas características el siguiente paso, por supuesto, será el despliegue de todo un catálogo formativo para acompañar esta mejora continua. En según qué sectores, pero sin duda en el público, ha de desembocar en una certificación de los niveles de competencias digitales de los empleados públicos, por áreas y con una fecha de expiración, a través de un programa de reconocimiento de evidencias de aprendizaje que cada empleado pueda aportar a lo largo de su vida profesional y que le reporten incentivos laborales.

Esto es extrapolable a muchos sectores, no es exclusivo de las administraciones públicas. Sin embargo, las fases de puesta en marcha de un plan de competencias digitales serán prácticamente las mismas: autodiagnóstico, plan formativo para la mejora continua y reconocimiento y certificación con efectos en la carrera profesional del empleado.

Mª Jesús García San Martín
Consejera Técnica en INAP

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