Aprendizaje permanente

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Adquisición de competencias digitales: una necesidad y una oportunidad (convocatoria TIC 2018)


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La relevancia de la primera convocatoria estatal de subvenciones para la formación de trabajadores en competencias profesionales relacionadas con los cambios tecnológicos y la transformación digital (convocatoria TIC 2018) estuvo avalada por los resultados de los principales indicadores sobre competencias digitales de la población española que ponían de manifiesto la necesidad de formación en este ámbito. También los expertos en TIC, las entidades de formación y los agentes sociales consultados tanto desde la perspectiva sectorial, como la de los trabajadores, fueron unánimes al destacar la necesidad de promover la formación de los trabajadores en este tipo de competencias.

Con el fin de Identificar qué oferta formativa debía incorporarse en esta primera convocatoria de ayudas a la formación en competencias digitales, se incorporó al proceso de detección de necesidades, a los representantes de la estructura sectorial para el sector de la economía y la industria digital, además de los de las diferentes comisiones paritarias sectoriales (CPS) agrupadas por ámbitos sectoriales. Esta novedosa fórmula posibilitó un mejor ajuste de la oferta formativa a las necesidades productivas de los sectores, y a las necesidades formativas de los trabajadores en materia de transformación digital.

Adecuación a los sectores productivos

Ahondando en este aspecto, un 40% de las acciones formativas ejecutadas fueron de nueva incorporación al Catálogo de especialidades formativas del SEPE. Las principales áreas prioritarias con participantes formados fueron Ciberseguridad y Analítica Avanzada, si bien las acciones formativas sin área prioritaria también tuvieron una alta asistencia de participantes, dando así respuesta a la necesidad de desarrollo básico de competencias digitales, a partir del cual construir conocimientos más avanzados.

El reciente Informe de evaluación de la eficacia, eficiencia e impacto de esta convocatoria, cuyos principales resultados mostramos en esta entrada, destaca el ajuste de la convocatoria a las necesidades del mercado laboral ya que más del 60% de las entidades beneficiarias de las subvenciones consideraban que la convocatoria se ajustaba a las necesidades de los sectores para la transformación digital del tejido productivo. También el 66,6% de los participantes consideraba que la formación recibida era la que necesitaban para desarrollar sus competencias digitales.

Sin embargo, la influencia de la convocatoria fue muy desigual en cuanto al número de participantes formados en cada sector: seis ámbitos sectoriales agruparon al 50% de los participantes (Comercio y marketing, Hostelería y Turismo, Metal, Servicios a las empresas, Sanidad, Otros servicios), mientras los programas intersectoriales reunieron el 14,6%. Estos resultados se vieron muy influenciados por la propia asignación presupuestaria de la convocatoria, que fue realizada según el número de ocupados de cada sector.

Perfil de los participantes

El hecho de que la participación de los trabajadores se concentrase en el tramo de edad de 25 a 45 años, unido a que los mayores de 55 años se encontraban infrarrepresentados entre los participantes, parece indicar que este grupo de mayor edad pudo enfrentarse a barreras de acceso a la formación al existir una brecha digital.

La participación analizada en términos de colectivos priorizados fue muy destacable: el 58,15% del total fueron mujeres, seguidas de los trabajadores mayores de 45 años (35,01%), y el colectivo de trabajadores de baja cualificación (32,20%). Por tanto, el perfil tipo del participante es mujer, menor de 45 y con nivel de estudios medio-alto, quedando subrepresentados los perfiles de menor nivel formativo y mayor edad, colectivos con un mayor riesgo potencial de brecha digital.

Efectos en las competencias digitales y cualificación

En relación con los efectos directos en términos de aprendizaje la evaluación muestra que el 60% de los participantes afirma que la formación ha mejorado sus capacidades tecnológicas/digitales básicas, el 52% señala que ha mejorado las competencias tecnológicas /digitales específicas de su sector de actividad, el 41% refiere haber adquirido otras competencias tecnológicas, mientras que el 48% considera que además de las competencias digitales ha adquirido competencias de carácter transversal.

Por otra parte, la evaluación constata la eficacia de la convocatoria en el desarrollo de competencias digitales, ya que entre el 75-80% de los trabajadores formados percibieron mejoras en las distintas áreas definidas en el marco europeo de competencias digitales (DigComp): Información y alfabetización digital; Comunicación y colaboración; Seguridad; Creación de contenidos digitales y Resolución de problemas.

Son precisamente los mayores de 55 años y aquellos menores de 24 los que percibieron mayores logros, especialmente en las áreas de Información y alfabetización digital, Comunicación y colaboración. Mientras que en el área de Seguridad y Creación de contenidos los logros son más evidentes fundamentalmente entre los jóvenes.

La incidencia de la convocatoria sobre la mejora de la cualificación de los trabajadores fue destacable, ya que el 61% indicó que les permitió adquirir una formación reconocida en su sector, redundando en su cualificación profesional.

mejora de la cualificación de los trabajadores tras la convocatoria

El impacto a nivel profesional fue moderado, pues la mitad de los trabajadores no pudo aplicar la formación en su puesto de trabajo, si bien el 33% de los trabajadores valoró que la formación recibida contribuyó positivamente en términos de empleabilidad, destacando su contribución al mantenimiento del empleo.

Calidad de la formación

Los trabajadores participantes manifestaron una satisfacción notable con la formación recibida, siendo mejorables la aplicabilidad de la formación y su orientación práctica. Entre las entidades beneficiarias de las ayudas la percepción de calidad también fue positiva, aunque declararon que los módulos económicos de la convocatoria podrían ser una barrera para formaciones muy específicas. Otros riesgos para la calidad de la formación podría ser la obsolescencia de los contenidos de algunas acciones impartidas, así como la dificultad que manifestaron las entidades para diferenciarse en el mercado en cuanto a su especialización.

Efectos de la pandemia

La opinión de los expertos consultados fue que la pandemia y las medidas de confinamiento y distanciamiento social fueron un acelerador del proceso de digitalización y transformación digital que ha puesto de relieve la necesidad de talento especializado en empresas y administraciones públicas.

Las medidas extraordinarias para hacer frente al impacto del COVID-19 en materia de formación profesional para el empleo fueron valoradas como eficaces para garantizar la continuidad de los programas formativos en ejecución y salvaguardar el derecho a la formación de las personas trabajadoras.

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