En 2021, la formación bonificada por las empresas experimenta un avance significativo. En el informe Formación en las empresas 2021 se dan a conocer tanto las grandes cifras de la formación anual como datos más específicos. Estos muestran el papel que juega la teleformación en el cómputo formativo anual, o los perfiles formativos de actividades económicas como el transporte y el almacenamiento o la sanidad y los servicios sociales, e ilustra, también, la presencia de la mujer en la formación sectorial anual. A continuación, presentamos algunos de ellos.
Más formación adaptada a las necesidades empresariales
Este año representa un nuevo impulso para la formación bonificada, que se sitúa en la senda de la recuperación de los niveles de actividad en la etapa prepandemia. Este avance es más significativo, si cabe, por estar protagonizado por las microempresas con plantillas de 1 a 9 trabajadores que, tras siete años consecutivos alejándose del sistema, incorporan 20.000 nuevas empresas a la formación y también por las pequeñas empresas de 10 a 49 trabajadores que aportan otras 3.000 nuevas empresas formadoras. Por su parte, las medianas y las grandes empresas, aunque no aumentan su presencia en el sistema, sí destinan a formación un 25% más de horas que en el año anterior.
Con todo, en 2021 se ha estado cerca de alcanzar los cinco millones de participantes. Estos equivalen a 2,9 millones de trabajadores y trabajadoras, de los que un tercio realizan más de un curso en el año. Además, 4.331 personas disfrutaron de permisos individuales de formación (PIF) autorizados por sus empresas, que utilizaron mayoritariamente a la realización de estudios universitarios.
Tras los cambios a los que obligó la pandemia, las empresas retoman la formación presencial: los cursos presenciales absorben el 90% del incremento anual de la participación. La teleformación, con menor número de participantes, pero mayor duración que los cursos presenciales, supone ya el 52% de las horas de formación anuales.
La formación adquiere características propias en función del tamaño de las empresas. De este modo, las acciones formativas tienen una extensión inversamente proporcional al tamaño de las plantillas. La formación de más duración es la de las empresas de 1 a 5 trabajadores, 37 horas de media, y la de menor duración la de las empresas desde 5.000 trabajadores, 7,4 horas de media. Estos perfiles formativos se reflejan en la multiparticipación: la media de acciones por trabajador se eleva a 1,8 en las grandes empresas, desde 250 trabajadores, y decrece a 1,1 en las microempresas, de 1 a 9 trabajadores.
Los grupos más amplios de participantes en la formación tienen entre 36 y 45 años, trabajan en grandes empresas y pertenecen a la categoría profesional de trabajadores cualificados. El nivel académico es más elevado entre las mujeres: el grupo más numeroso de la participación femenina cuenta con alguna titulación de estudios terciarios frente al grupo más numeroso de la participación masculina que tiene un nivel máximo de estudios primarios u obligatorios. Los trabajadores y las trabajadoras con mayor nivel académico realizan más horas de formación anuales; asimismo, los directivos y las directivas realizan cursos ligeramente más largos.
Entre los participantes hay un 6,2% de extranjeros. El perfil de participación de los trabajadores extranjeros formados por las empresas se caracteriza por ser hombre, de menor edad, pertenecer a empresas de menor tamaño y con mayor presencia relativa en los sectores de construcción y hostelería.
Respeto a la presencia sectorial en la formación bonificada es relevante decir que la industria manufacturera y las actividades del comercio y reparación de vehículos condensan el mayor volumen de participantes y horas de formación realizadas en el año. Las actividades comerciales, a su vez, reúnen el mayor número de empresas en la formación bonificada. En términos relativos, sin embargo, la tasa de cobertura de las empresas formadoras más elevada es la de las industrias extractivas, seguida del resto de actividades industriales. El sector servicios, en su conjunto, supone las tres cuartas partes de la formación anual con el 70% de las empresas formadoras, el 75% de los participantes y el 72% de las horas de formación realizadas en el año.
Respecto a la variación anual hay que destacar que las actividades con mayor incremento de empresas formadoras son la construcción y el transporte y almacenamiento.
Por otra parte, la participación en la formación programada por las empresas en las distintas actividades económicas reproduce, en buena medida, el perfil de empleo de cada actividad. De este modo, actividades como la educación y la sanidad tienen una participación mayoritaria de mujeres; la construcción y la industria tienen una participación mayoritaria de hombre; mientras que las actividades comerciales y las actividades profesionales, científicas y técnicas muestran una estructura de participación más paritaria.
Perfil sociolaboral en la participación sectorial
De igual modo, en cada sector las empresas adaptan la formación a sus necesidades productivas y organizativas. De este modo, podemos observar que el sector primario y el sector industrial son los que realizan más formación presencial. Construcción es el sector que más utiliza la minoritaria formación mixta, con cursos que alcanzan una duración media de 53 horas por participante. En las actividades financieras se ha generalizado la teleformación que es utilizada por nueve de cada diez participantes, a la vez que ha adoptado un perfil propio con cursos online de corta duración (7 horas de media por participante). En el sector del transporte y el almacenamiento se desarrolla la formación presencial de mayor duración media (16,6 horas). Los cursos presenciales más cortos se realizan en la hostelería (7 horas de media), en las actividades sanitarias y de servicios sociales (7 horas) y en el sector educativo (8 horas).
Las acciones formativas online programadas por las empresas del grupo denominado resto de servicios son las de mayor duración media anual (39 horas de media). Este grupo recoge, entre otras, las actividades asociativas, la reparación de ordenadores, equipos de comunicación y aparatos electrónicos, la reparación de muebles, artículos de uso doméstico y efectos personales, así como las actividades de mantenimiento físico.
Por último, hay que resaltar que la orientación de la formación sigue la tendencia de años anteriores: más de la mitad de los cursos se dirigen a contenidos relativos a las competencias de las familias profesionales de Administración y gestión y Seguridad y medio ambiente.
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