Mercado de trabajo

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Digitalización y futuro del empleo


Informe The future of JobsLa última reunión anual del Foro Económico Mundial celebrada en Davos ha alertado de la posible pérdida de siete millones de empleos en los próximos cinco años por las transformaciones – cuarta revolución industrial lo llaman – que la economía mundial va a sufrir en un futuro inmediato. La introducción de novedades tecnológicas (robotización, inteligencia artificial, impresión 3D, el aprovechamiento del Big Data…) en las empresas va a implicar una transformación de los procesos productivos y un fuerte impacto en los empleos.

Este análisis se recoge en el informe The Future of Jobs: Employment, Skills and Workforce Strategy for the Fourth Industrial Revolution elaborado con las opiniones de expertos en recursos humanos. El informe forma parte de un extendido debate sobre el impacto de estas transformaciones en el que algunos autores prevén que esta revolución industrial traerá nuevas oportunidades de negocio y propiciará el surgimiento de nuevas ocupaciones y, consecuentemente, significará la creación de empleos, mientras que otros prevén la destrucción masiva de puestos de trabajo.

Este estudio señala que, aunque esta nueva revolución industrial propiciará la creación de 2 millones de trabajos hasta 2020, la destrucción de puestos de trabajo será mayor y alcanzará a 7,1 millones de trabajadores este mismo período. Señala también que determinadas ocupaciones se verán especialmente amenazadas: trabajos administrativos, producción y manufactura, construcción… Por el contrario algunos sectores crecen rápidamente y crean empleo, aunque, como ya se ha dicho, no compensan las pérdidas de los otros sectores: negocios y operaciones financieras, gestión de empresas, informática y matemáticas… Y, de manera general, constata que los empleos actualmente existentes sufrirán un cambio en las destrezas y habilidades necesarias para desempeñarlos.

El informe recalca la importancia de la recualificación y la mejora de las habilidades de los trabajadores para hacer frente al desajuste de competencias, el desempleo masivo y la creciente desigualdad que pueden generar las transformaciones de tejido productivo. Y, para ello, es fundamental que las empresas jueguen un papel activo en la formación de sus plantillas.

Como ya se ha indicado desde hace varios años se suceden los estudios que analizan la incidencia de la digitalización masiva de los procesos de producción sobre el empleo en un futuro cercano. Uno de los más conocidos es el informe The future of employment realizado por la Oxford Martin School de la Universidad de Oxford en 2013. En él se advierte que el 47 por ciento del empleo total está en situación de alto riesgo, ya que muchas de las ocupaciones son susceptibles de ser automatizadas en una o dos décadas. Aunque al análisis se realiza utilizando datos del mercado de trabajo de Estados Unidos, sus conclusiones son extensibles al resto de economías desarrolladas.

Según este estudio la digitalización y la destrucción de empleo serán progresivas y afectarán en una primera fase a los trabajos más rutinarios como los del sector del transporte, de la logística y los vinculados a los procesos de fabricación y producción. A medida que las máquinas y los sistemas informáticos vayan mejorando sus prestaciones disminuirá la ventaja competitiva del trabajo humano y la digitalización afectará a un mayor número de trabajadores que desempeñan tareas cognitivas y no rutinarias.

De esta manera se verán afectadas progresivamente otras actividades, como las ligadas al comercio, y por último, incluso llegará a profesionales en teoría poco susceptibles de ser reemplazados por máquinas, como asesores fiscales o los arquitectos que verán cómo se automatiza su trabajo.

Por último, el estudio establece una correlación negativa entre los niveles de salarios y cualificación con la probabilidad de informatización de esos puestos de trabajo. Constata que la informatización se centra principalmente en las ocupaciones de baja cualificación y bajos salarios. Los trabajadores de baja cualificación podrían reasignarse a tareas que no son susceptibles de informatización – es decir, las tareas que requieren inteligencia creativa y social – pero para ello tendrán que adquirir estas habilidades a través de la formación.

Una versión actualizada de este informe señala que el impacto de la digitalización será más perjudicial en los países en desarrollo, en los que tienen mayor peso las ocupaciones tradicionales, pudiendo afectar a un 77% de los puestos de trabajo en China o un 69% en la India.

El tema también empieza a incorporarse a la agenda política de los países y organismos supranacionales, como es el caso de la Unión Europea. Recientemente el Comité Económico y Social de la UE ha realizado un dictamen sobre los efectos de la digitalización sobre el sector de los servicios. Este dictamen constata como la digitalización puede crear riqueza y potenciar la creación de empleo de calidad pero, al mismo tiempo, puede comportar riesgos tanto de destrucción de empleo como de desregulación de las condiciones de trabajo o de exclusión de los trabajadores menos preparados para la nueva economía digital. Se señala que los Estados miembros de la UE pueden perder entre un 40% y un 60% del empleo en los próximos veinte años como consecuencia de la digitalización.

Para preparar a los trabajadores de los servicios a las nuevas exigencias el dictamen recomienda fomentar la inversión pública y privada en formación profesional.

La digitalización de las empresas y su posible impacto en la evolución y transformación del empleo a lo largo de los próximos años seguirá siendo un tema de discusión académica. Lo que parece innegable es que los cambios, en un sentido u otro, se producirán y los gobiernos deberán anticiparse y adoptar medidas políticas para hacerlos frente.

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