En el Día Internacional de la Mujer reiteramos lo que decíamos hace dos años: la igualdad entre mujeres y hombres aún está lejos de conseguirse en el ámbito laboral y siguen existiendo diferencias tanto en las retribuciones que perciben como en la escasa presencia de las mujeres en los puestos directivos de las empresas.
La Unión Europea promueve que sus Estados miembros adopten políticas que contribuyan a erradicar la desigualdad de género. Las políticas activas de empleo desarrolladas tienen, entre otros objetivos, mejorar la inserción profesional de las mujeres y sus posibilidades de mantenimiento y promoción en el empleo, para que las condiciones de trabajo sean efectivamente iguales. En este sentido, la formación para el empleo, cuyo fin es potenciar el capital humano y su empleabilidad mediante la mejora de las capacidades y competencias profesionales, puede desempeñar un papel esencial en la reducción de estas desigualdades.
La publicación Mujer y formación para el empleo, que publica la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo en su serie de Documentos de trabajo, ofrece en esta ocasión datos estadísticos que permiten analizar la participación de la mujer en la formación facilitada por las empresas a sus trabajadores durante el año 2017.
Los datos del informe vienen a reflejar el progresivo crecimiento de la participación femenina en la formación que imparten las empresas (6,9 % más que el año anterior) y las diferencias que aún persisten con respecto a la formación que realizan los hombres. En todo caso, como señala en varios apartados, buena parte de esas diferencias son un reflejo de la propia participación de la mujer en el mercado de trabajo español. También hay que destacar que el avance de resultados para el año 2018 anuncia un importante aumento de la participación femenina, uno de los mayores de los últimos año, de cerca del 10 %.
Los resultados de 2017, último año del que se disponen de datos definitivos, muestran que en ese año 1.770.729 mujeres participaron en la formación programada por sus empresas. En la distribución del porcentaje de participantes en formación por género se observa una diferencia de casi 12 puntos (el 44,1 % son mujeres y el 55,9 % hombres). Sin embargo, la participación femenina en formación está algo por debajo del peso que representa la mujer en la estructura de la población asalariada del sector privado. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (II Trimestre 2017) el porcentaje de mujeres asalariadas en el sector privado es del 46 %.
En cuanto a la edad, el grupo mayoritario de participantes femeninas se sitúa en las franjas de edad de 26-35 y 36-45 años (25,9 % y 37,7 % respectivamente); este último grupo presenta además un porcentaje de participación claramente superior a su peso en la población ocupada (32,4 %). Las diferencias en formación según edad y género entre hombres y mujeres son mínimas en estas edades y más acusadas a partir de los 45 años: en la franja de 46 a 55 la participación de la mujer es de un 31,2 % frente al 35,1 % de los hombres y en los mayores de 55 la participación femenina se reduce al 19,9 % mientras que la masculina se mantiene en el 25,9%.
En relación al nivel de estudios, hay que señalar el alto nivel de instrucción de las mujeres que se forman en las empresas: cuatro de cada diez (42,2 %) cuentan con estudios de nivel superior, por encima del nivel de los hombres. También se observa que las tasas de participación se incrementan con el nivel de estudios: las mujeres con un nivel de estudios primarios son las que menos participan en formación (26,7 %) seguidas de las que tienen estudios secundarios (30,1 %). Estos porcentajes de participación no se corresponden con el peso que tienen entre las mujeres ocupadas en el sector privado: las mujeres con estudios superiores son el 28 % de las asalariadas, las que tienen estudios secundarios el 39 % y con estudios primarios el 33 %.
Como es notorio, en el mercado de trabajo siguen existiendo brechas de género en puestos de responsabilidad a los que acceden en mucha menor medida las mujeres. Este hecho también se refleja en la participación femenina en la formación de las empresas ya que, en los grupos de mayor nivel, es bastante más baja que la de los hombres: solo el 35,7 % de los formados en los puestos directivos son mujeres y el 39,9 % en los mandos intermedios. En el grupo de técnicos la participación de la mujer es similar a la de los hombres, y vuelve a situarse por debajo en los grupos de trabajadores cualificados y de baja cualificación.
La desigual distribución sectorial del empleo femenino y masculino también se apunta en los contenidos formativos en los que se forman hombres y mujeres. Entre los diez primeros contenidos en los que se forman las mujeres aparecen las áreas profesionales de Formación y educación y de Atención sanitaria, mientras que entre los diez primeros de los hombres aparecen las áreas de Conducción de vehículos por carretera y Logística comercial y gestión del transporte. Hay determinadas áreas profesionales en que estas diferencias de orientación en la formación se hacen más evidentes y en las que las mujeres suponen más de los tres cuartos de los participantes formados.
Por último, y en relación a la metodología formativa utilizada, hay que señalar que las mujeres se forman preferentemente de manera presencial, 7 de cada 10. Estas utilizan la modalidad de teleformación en mayor medida que los hombres (26,8 % frente al 17,8 %), aunque la duración media de la acción formativa impartida en esta modalidad es más breve entre las mujeres (29,2 horas) que entre los hombres 30,6 horas).
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