Aprendizaje permanente

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Formación profesional para el empleo en Suiza


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Invitados por el Instituto Federal Universitario de Formación Profesional de Suiza (SFIVET), el director gerente, Alfonso Luengo, Ricardo Guisado, responsable del área Internacional y Sofia Gutierrez, de la Unidad de Estudios y Proyectos Europeos de la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo, visitaron esta institución y tuvieron ocasión de conocer directamente el modelo de formación profesional dual suizo aplicado a la realidad productiva de una empresa, así como visitar una asociación profesional del sector de la construcción.

Esta entrada realiza un resumen de las principales líneas que caracterizan el modelo suizo de formación profesional.

El éxito del sistema de formación profesional dual suizo radica en que está muy bien valorado tanto por las empresas como por la sociedad suiza en general. Las empresas lo apoyan porque en la mayoría de los casos, les resulta beneficioso disponer de aprendices en su seno. Por otra parte, tanto las familias como los jóvenes creen en el modelo por el prestigio de los títulos de FP, porque saben que les facilita el acceso a un puesto de trabajo, les permite aprender una profesión y, a la vez, son conscientes de que no les limita para seguir estudiando en niveles superiores.

Juventud y formación orientada al empleo

En Suiza, el contacto de los jóvenes con el mundo laboral comienza muy pronto. Estando aun en la etapa de educación obligatoria, todos los alumnos, además de recibir orientación profesional, asisten a charlas y ferias que organizan las empresas o las organizaciones profesionales, y pueden realizar estancias de 2 o 3 días en diferentes empresas de su interés. Estas estancias les permiten tener un primer contacto con el trabajo que se realiza en la empresa y pueden experimentar de primera mano en qué consistiría la formación y el trabajo que realizarían.

Después de estas estancias, los jóvenes, deciden qué formación y qué empresas les interesan y presentan a éstas sus solicitudes. Las empresas seleccionan a los jóvenes que van a contratar como aprendices, teniendo en cuenta sus notas, así como las entrevistas que realizan con ellos y sus familias, porque aún son menores. Todo esto se lleva a cabo en el último año de la enseñanza obligatoria y así, hacia el mes de abril del último año escolar, el joven sabe dónde va a empezar su etapa de aprendiz que durará entre tres y cuatro años. Al finalizar estos estudios, y si pasan las diferentes pruebas con éxito, obtienen un diploma llamado “Certificado Federal de Capacitación” (CFC), que es igual y reconocido en todos los cantones suizos.

El aprendiz, al igual que en Alemania y Austria, tiene un contrato de trabajo y suele pasar 1 o 2 días de la semana en un centro de formación y el resto en la empresa. Además, todos los aprendices reciben una formación sectorial (que llaman interempresarial) que dura unas 2 o 3 semanas cada año y que les permite obtener otros conocimientos de la profesión que quizás no adquieran en su propia empresa.

Con un paro juvenil por debajo del 7%, parece clave el hecho de que un 70% de los alumnos suizos al finalizar la escuela obligatoria sigan estudios de formación profesional frente a un 30% que siguen una vía académica que les llevará a la universidad. La decisión de seguir una vía o la otra se toma de acuerdo con las notas obtenidas en la etapa de enseñanza obligatoria. Hay que resaltar que, seguramente por diferencias culturales, en los cantones de influencia alemana el 95% de la formación profesional inicial se realiza siguiendo la modalidad “dual”, es decir trabajando en empresas, mientras que en los cantones franceses e italianos, la proporción, aun siendo muy alta, es mucho menor (alrededor del 75%).

Los jóvenes disponen de unas 230 profesiones en las que formarse, aunque esta oferta fluctúa en función de las ofertas de las empresas. La realidad es que las 10 profesiones preferidas en 2014 representan casi el 50% de los nuevos contratos de aprendizaje.

Una de las fortalezas del sistema de formación profesional dual suizo es que ofrece muchas oportunidades a los jóvenes para acceder al nivel terciario, el cual capacita para ser un profesional experto e incluso permite adquirir cualificaciones en el ámbito de dirección de empresas. De esta manera, los jóvenes que obtienen su diploma CFC pueden continuar con estudios en escuelas superiores, realizar exámenes profesionales federales o realizar un bachillerato profesional que les da acceso a las universidades de ciencias aplicadas. Este bachillerato profesional se puede cursar siendo aprendiz en la empresa mediante la realización de más horas de formación teórica o con posterioridad, una vez obtenido el diploma CFC.

Asimismo es posible obtener un certificado pasarela, “Bachillerato profesional-Escuelas universitarias” que permite acceder a todas las carreras universitarias, incluyendo el acceso a las dos escuelas politécnicas federales.

La formación profesional en Suiza: una responsabilidad compartida

La formación profesional es una tarea que concierne a la Confederación, a los cantones y a las organizaciones profesionales. A grandes rasgos se reparten la responsabilidad de la siguiente manera:

  • La Confederación aprueba las leyes educativas y los 230 títulos de FP inicial y es la encargada de la gestión estratégica y todo el desarrollo del sistema en general.
  • Los Cantones son los órganos de ejecución de la formación en cada región (cantón), autorizan a las empresas para recibir aprendices y supervisan todo el sistema.
  • Las organizaciones profesionales son asociaciones sectoriales patronales que se encargan. entre otras tareas, de definir las profesiones o títulos CFC y los contenidos de estos, organizar la formación interempresarial, establecer las pruebas de evaluación y definir los procedimientos de cualificación nacionales.

Los interlocutores sociales colaboran con las asociaciones profesionales en la definición de los contenidos formativos, pero no hay una presencia tan importante como en otros países con fuerte implantación de modelos de formación dual (por ejemplo, el papel que llevan a cabo las Cámaras de Comercio en Alemania se reparte entre los cantones y las asociaciones profesionales en el caso de Suiza). Las empresas planifican, en la medida de sus posibilidades, las plazas de formación para la parte práctica de la formación profesional y garantizan el relevo. Su participación en la formación profesional es voluntaria.

También juega un papel importante el Instituto Federal Universitario de Formación Profesional (SFIVET), dependiente del Ministerio de Educación y con presencia en las tres áreas lingüísticas. Se encarga de la formación continua de los formadores, los tutores y de los evaluadores de formación profesional. Además colabora con las asociaciones profesionales en la definición de los contenidos formativos de los títulos de FP.

BOBST: ejemplo práctico de FP Dual en Suiza

La delegación de la Fundación Estatal para la Formación en el empleo visitó Bobst, empresa que fabrica máquinas para embalaje y elaboración de etiquetas con sede en Lausanne. Con 5.000 trabajadores, presencia en 50 países y 11 centros de producción, participa en la formación dual, recibiendo y formando a aprendices desde el año 1929.

Cada año suelen entrar como aprendices unos 60 jóvenes, que durante 3 o 4 años forman parte de la empresa y obtienen su cualificación en una de las 6 “profesiones” que ellos imparten. Cuentan con unos 250 aprendices cada año en los 4 cursos que dura un título CFC, con 11 formadores a tiempo completo y 60 tutores que hacen el seguimiento de los aprendices; se trata de “una pequeña empresa dentro de una gran empresa” según explica el responsable de formación de Bobst. Del total de aprendices que obtienen su título, se incorporan a la empresa aproximadamente un 30%, otro 30% continúa su formación realizando estudios superiores y el resto o van a otras empresas, o se toman un año para viajar y decidir qué ruta seguir. En muchas ocasiones incluso vuelven a la empresa después de haber cursado estudios de nivel terciario.

El sistema de selección de los aprendices es muy riguroso y comienza con las estancias de alumnos que aún están en la etapa de educación obligatoria. Gracias a este sistema el nivel de fracaso es mínimo.

Además la empresa forma parte de la asociación profesional correspondiente a su sector y a través de esta pueden influir en la definición de los títulos de formación profesional necesarios y en su modificación o adaptación si fuera necesario.

Bobst organiza la formación continua de sus empleados realizando una entrevista anual a sus trabajadores sobre sus necesidades de formación y posteriormente otra entrevista a los mandos intermedios. Los trabajadores disponen de un catálogo con más de 80 cursos en 13 áreas diferentes entre los que pueden escoger, pero además de estos cursos los trabajadores pueden expresar otras necesidades de formación no recogidas en dicho catálogo. La formación se imparte con formadores internos y a través de proveedores externos.

La formación continua de los trabajadores para Bobst es un proceso sencillo y se organiza sin apenas incidencias porque se vive como una parte más de su tarea laboral y como una continuación natural de la formación recibida por muchos de los trabajadores que entraron como aprendices en la empresa. Tienen claro que el disponer de un equipo de trabajadores preparados y con una magnífica cualificación se consigue, día a día, gracias a su participación activa en el sistema de formación dual.

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