En la actual coyuntura económica, caracterizada por elevadas tasas de desempleo, muchas personas se acercan a los sistemas educativos y de formación para mejorar sus perspectivas de empleo. En este contexto, la eficiencia del gasto público en formación y educación constituye un elemento importante de la agenda política y social.
La medición de los resultados de los sistemas de educación y formación y la evaluación de la rentabilidad económica y social de las inversiones realizadas en dichos ámbitos, implican el establecimiento de una batería de indicadores que actúen como predictores de su calidad y resultados.
Uno de los objetivos del sistema educativo es dotar a las personas de las competencias necesarias para participar activamente en la sociedad. Pero, ¿podemos decir que existe un consenso sobre cuáles son las competencias necesarias? ¿Hasta qué punto las competencias clave son similares en todos los países y sectores? ¿Dispone la población adulta de las competencias adecuadas para adaptarse a los cambios que se producen? ¿Qué pueden hacer los sistemas de educación y formación al respecto?
Para dar respuesta a estas y otras muchas preguntas, la OCDE ha puesto en marcha una nueva iniciativa, el Programa Internacional para la Evaluación de Competencias de la Población Adulta PIAAC (Programme for the International Assessement of Adult Competencies), similar al conocido programa PISA pero dirigido a la población escolar de 15 años de edad. Sigue leyendo