En la actualidad, como en otros períodos históricos, el motor de las transformaciones productivas y empresariales es el cambio tecnológico, vinculado también a transformaciones económicas, sociales y culturales. La diferencia con los períodos previos reside en la celeridad de los cambios, la interconexión tecnológica y un mercado cada vez más exigente e intensivo en el uso de conocimiento, así como en factores de sostenibilidad (escasez de recursos, nuevas fuentes energéticas, etc.).
En este marco de toma de decisiones y desarrollo de apuestas estratégicas hay tres factores claves para el posicionamiento de las empresas.
- La agilidad y velocidad para reconfigurar las competencias profesionales, tanto técnicas como transversales (capital humano).
- La capacidad de adaptarse tecnológica y organizativamente (digitalización, nuevas tecnologías, gestión avanzada y descentralizada, etc.).
- La capacidad de aprovechar las oportunidades en la interacción con la cadena de valor y con el entorno social y territorial (capital relacional y social).
En este entorno, exigente y competitivo, la formación profesional (FP) desempeña un rol relevante como forma de aprendizaje tanto para las personas como para las organizaciones empresariales. Sigue leyendo