En muchos países europeos se considera que la formación profesional (FP) es una opción de estudios de segundo nivel para los jóvenes en relación con la educación académica. Muchos adultos y empleadores creen que los estudiantes que la cursan se sitúan en una posición de desventaja de cara a su futuro acceso al mercado laboral. Sin embargo, la FP desempeña un papel clave en el aprendizaje permanente al proporcionar a los jóvenes las cualificaciones iniciales que necesitan para acceder al mercado laboral, y a los adultos un medio para mejorar continuamente en su desarrollo profesional. La FP es una importante herramienta educativa que se adapta a las necesidades de la economía y el mercado laboral pero también contribuye al desarrollo personal y a la ciudadanía activa.
Consciente de este estado de opinión, la Comisión Europea ha emprendido distintas actuaciones orientadas a hacer más atractiva y eficaz la FP para convertirla en una primera opción para el estudiante, una de las prioridades recogidas en la Nueva Agenda de Capacidades para Europa. Entre estas actuaciones estaría la encuesta de opinión sobre educación y formación profesional en Europa, realizada en 2016, que recoge las opiniones de los ciudadanos sobre el atractivo y la efectividad de la FP en la UE. Paradójicamente los resultados de la encuesta muestran que los europeos tienen, en general, una percepción positiva de la FP ligándola con la preparación para el mundo laboral, aunque también la mayoría de los encuestados reconoce que la educación general tiene una imagen más positiva que la FP. Sigue leyendo