Es innegable que estamos inmersos en un proceso de digitalización en todos los aspectos socioeconómicos. Desde la irrupción de la Covid-19, los procesos de digitalización y transformación digital se han acelerado para aquellas empresas que los tenían ya en marcha y, las que no, han tenido que llevarlos a cabo para adaptarse a las circunstancias del momento.
Esta tendencia está transformando muchas actividades de nuestro día a día y, también, la manera en la que nos formamos. La oferta de formación online y mediante aula virtual ha experimentado un gran impulso y se ha consolidado como una opción capaz de responder a las necesidades formativas de los alumnos con las ventajas de evitar desplazamientos, ofrecer flexibilidad y mejorar la conciliación, de forma que resulte más fácil compaginar la formación con la vida laboral y personal, así como mantener la seguridad en momentos de riesgos sanitarios.
Según ReportLinker, el valor del mercado del elearning alcanzó los 211.000 millones de euros en 2020 y se prevé que llegue hasta los 380.000 en el año 2026. Este crecimiento tan destacado ha provocado que otras técnicas de aprendizaje como la gamificación o el microlearning, micropíldoras de contenidos didácticos enfocados a adquirir competencias concretas, se hayan potenciado en los últimos meses.
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