En los últimos meses, la digitalización de la sociedad ha sufrido una aceleración debido a las circunstancias excepcionales que estamos viviendo, esto ha incidido también en la evolución de los puestos de trabajo.
Mientras que la nueva realidad nos obliga a desarrollar habilidades digitales (competencias que nos permiten trabajar los conocimientos digitales para hacer un uso seguro y eficiente de las nuevas tecnologías), las habilidades personales, también denominadas habilidades blandas o soft skills, se han convertido en un elemento diferenciador a la hora de acceder y conservar el empleo.
Pongamos como ejemplo un proceso de selección de recepcionista para un hotel. Casi todos los candidatos cuentan con años de experiencia similares, conocimientos en herramientas específicas y nivel alto de inglés. Entonces, ¿qué marca la diferencia entre los distintos perfiles? Es aquí donde las habilidades personales como la comunicación, la orientación al cliente o la capacidad de relación son claves para obtener el puesto. Por ello, es recomendable comenzar a mostrarlas, comunicándolas de manera oportuna en el curriculum vitae y en las entrevistas de trabajo.
Contar con ambas habilidades es fundamental para que los profesionales del futuro puedan progresar en un mundo cada vez más digital. Las habilidades digitales son imprescindibles y requieren de una actualización constante. La evolución en este sentido es rápida y el ser humano tiene que estar preparado para responder a tiempo. Para ello, necesita de una serie de habilidades personales que debe entrenar de manera transversal al desarrollo de otros conocimientos.
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